Inocentes

La pareja cenaba callada.
Miguel bebió un trago de la copa y se aclaró la voz.
-Cristina, hay algo que tengo que contarte.
Cristina levantó la mirada del plato, sorprendida por la seriedad en la voz de su marido.
-¿Qué pasa? Me estás preocupando.
- Verás... resulta que no te quiero. Hace 6 años que nos casamos, y creo que lo nuestro funcionó sólo el primer año. Hace ya tres años que me acuesto con la secretaria de Personal. No voy a dejarte, tenemos una hija, pero creía que deberías saberlo.
Cristina le miró unos instantes.
-Ah...vale. Bueno, mira, hace cuatro que me estoy tirando a Rafael, tu mejor amigo. O sea, que no te preocupes.
Se miraron fijamente hasta que una sonrisa empezó a dibujarse en el rostro de ella. Entonces los dos empezaron a reirse a carcajadas.
-Joder, Cristina, casi me convences. Qué díficil es gastarte una inocentada, las pillas todas.
Cristina se rió.
-Si es que eres un bobo. Nunca has sabido mentir. ¿Y cómo que casi te convenzo? Si sabes que te adoro, cuentista.
Y acabaron la cena entre bromas.
Al día siguiente, a la hora de su clase de aerobic, Cristina se montó en el coche de Rafael. Como todos los jueves, desde hacía cuatro años.
7 comentarios
MH -
Acabas de darme una idea.
Pero voy a tener que esperar un año.
:D
Otro -
Nuala -
vireta -
Nuala -
Exacto, nadie. Quien siembra vientos...
nadie -
burma -
no se cuentan.;)